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Hábitos que me hacen vender más

Capítulo V

Unos tímidos destellos del sol comenzaban a salir. Máximo abrió los ojos abruptamente; volteo a ver su reloj, aún faltaban 20 minutos para que sonara su alarma se giró en la cama y cerró los ojos intentando volver a dormir esos últimos minutos que le quedaban de relajación, tal cual eran sus hábitos. “El vendedor sabe que es el primero en levantarse y el último en dormir, tiene en mente su cuota mensual y una estrategia para lograrla.”

Cambiando hábitos

Debo cambiar mis hábitos, pensó. Abrió los ojos nuevamente, este último párrafo que había leído el día anterior comenzaba a mover su consciencia, un cambio comenzaba a obrar en el, lentamente comenzó su proceso para levantarse a diferencia de otras ocasiones que renegaba el no poder dormir un poco más se apartaba,  aunque aun seguía adormilado, hoy tenia un nuevo vigor y motivación que le hacían que no doliera tanto despegarse de la cama y alistarse para un nuevo día de trabajo.

Cambiando hábitos

Comenzó el trayecto a la oficina mas temprano de lo habitual, lo cual le permitió no solo adelantar esos 20 minutos sino ganar otros 10, al entrar al edificio de la compañía noto cierta tranquilidad difícil de concebir, más tarde, se dirigió a su lugar y comenzó a revisar los pendientes y la agenda del día.

-¡Hey! ¿Te caíste de la cama o que pasó? comento Jorge.

-Estoy intentando cambiar cierto hábitos dijo Máximo mostrando a su compañero su nueva adquisición.

Jorge lo tomó entre sus manos y lo hojeo en silencio, mientras Máximo tomaba el teléfono.

El teléfono comenzó a timbrar…

-¡Buenos días! dijo una voz gruesa al otro lado de la linea, Máximo se impresiono y vaciló un momento… usualmente le respondía Marthita la secretaria.

-Em, buenos días, eh vera ¿Se encontrara Marthita? respondió desconcertado Máximo.

-Ella aún no ha llegado, habla el Sr. Avellaneda ¿Puedo ayudarle en algo?

Un escalofrió recorrió el cuerpo de Máximo, esta había sido de las primeras llamadas realizadas y nunca podía encontrar al Sr. Avellaneda, siempre estaba en juntas o fuera de la oficina.

-¡Ah Señor Avellaneda tanto gusto!, habla Máximo de Fondos Logial, he intentando contactarlo con anterioridad…

Jorge, soltó el libro y puso atención a la llamada de su compañero novato, al sentarse a su lado bien sabia que siempre luchaba por contactarlo pero nunca tenía éxito así que comenzó a escribir una nota mientras Máximo continuaba en su llamada.

-Si, es correcto, me da gusto que Marthita le haya pasado mi información y como pudo constatar en la información que le envié, en Fondos Logial nos interesa que las personas conozcan cual es su mejor opción para manejar el dinero de su retiro y… aja, entiendo… si, si pero…

DILE CON SEGURIDAD ¿Le parece bien si nos vemos en su oficina mañana a esta hora? decía la nota que le paso Jorge a Máximo, el la leyó rápidamente tratando de no perder la atención en su interlocutor.

-Entiendo Señor, sin embargo creo que la mejor manera de tratar los temas que usted me comenta es reuniéndonos, ¿Le parece bien mañana a esta hora en su oficina? un silencio aguardaba del lado de Jorge pero la cara de Máximo le indico lo que pasaba.

¡Insiste! le dijo para que leyera sus labios y no se notara en la llamada, escribió una nueva nota: “Entiendo que es una persona bastante ocupada pero si me permite 20 minutos de su tiempo” le paso la nota, Máximo la leyó  y Jorge continuo escribiendo, “Le aseguro que sera una excelente inversión de tiempo ¿Nos vemos pasado mañana a la misma hora?”, el silencio volvió a imperar de su lado.

-¡Correcto Señor Avellaneda! no, por mi no hay inconveniente ¡Me parece perfecto! Si si, yo me pongo de acuerdo con Marthita para agendarlo. ¡Gracias por su tiempo y que siga pasando un excelente día!, acto seguido colgó el teléfono y se llevo las manos a su rostro mientras lanzaba un suspiro de alivio.

Jorge sonrió y le pregunto -¿Y bien compañero? Máximo aún con las manos en la cara le respondió:

-¡UF no puedo creerlo! quito las manos de su rostro ¡Me dio la cita! no fue fácil tu lo oíste.

-Nunca es fácil amigo, pero esas citas ¡Son las que mas valen la pena! ¿Iras pasado mañana entonces? Te tocara madrugar de nuevo le dijo Jorge esbozando una ligera sonrisa.

-No, respondió Máximo. Bueno, si iré pasado mañana pero… ¡Me ha citado a las 8:00 de la noche en su despacho!

-Bueno amigo, dijo Jorge palmeandole la espalda. Por este tipo de cuentas ¡Vale la pena hacer sacrificios! se acomodo en su lugar y comenzó con sus llamadas.

Máximo se quedo unos momentos sin hacer nada, rememorando todo lo que había pasado, pues todo fue bastante rápido y necesita recapitular para aprender de ese momento. Algo que le quedaría grabado por siempre era la importancia de llegar temprano a la oficina, pues se respiraba una paz que no se conseguía en otro momento del día y se conseguían oportunidades invaluables como esta. En definitiva mi cambio de hábitos es positivo.

No cabe duda que el vendedor es el primero en llegar y en ocasiones el ultimo en irse, (se dijo a si mismo parafraseando al libro)  ¡Pero se que vale la pena!, ¡Voy a ser el mejor! dijo con una gran sonrisa en su rostro, mientras tomaba el teléfono para su siguiente llamada y sus compañeros comenzaban a llegar apresuradamente.

Continuara…

Máximo – Diario de Un Vendedor – Capítulo I
Automotivación – Diario de un vendedor – Capítulo II
El conocimiento – Diario de un vendedor – Capítulo III
El reto de las ventas – Diario de un Vendedor – Capítulo IV
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2 Comments :

  1. Pedrinho mayo 9, 2017 at 2:50 pm

    Excelente aportación siempre es así cada esfuerzo tiene su recompensa

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  2. Adán Cortes mayo 16, 2017 at 10:14 pm

    Muchas gracias por tu comentario Pedrinho, estamos totalmente de acuerdo en ello.

    Reply

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