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El conocimiento

Capítulo III

El conocimiento

Máximo respiro profundamente y tomó el teléfono, aún tenía dudas y miedos pero sin duda esta plática le había mostrado un panorama diferente, Al escuchar la voz de su interlocutor el juego comenzó.

Sin duda era una nueva manera de ver las cosas y se enfocó en cambiar el: “es difícil” por “es un reto y lo voy a hacer” Esta nueva actitud para Máximo estaba surtiendo efecto en las llamadas que realizaba, el era un asesor jr pero ahora sabía que no estaba destinado a estar en esa posición siempre, y buscaba cada día nutrirse de algo nuevo que le guiará a su éxito.

Motivado, decidió que no se quedaría con lo que aprendía de manera empírica y así como su carrera le exigía leer ciertos libros y realizar ciertas tareas, el buscaría profesionalizarse en las ventas.

Una tarde, al terminar sus citas y caminando por el enigmático e histórico centro de la ciudad, embelesado por la arquitectura, el bullicio y el comercio detecto cierto espacio, pequeño pero cautivador.  El olor a libros viejos lo atrajo como si de un encanto se tratara.

Recorrió los estrechos pasillos del local, cada paso que daba hacía rechinar la vieja madera del lugar, recorrió varios títulos con la mirada, historia, psicología, leyes, novelas, biografías sin duda todo se veia interesante, pero el tenia una búsqueda en mente, un hombre anciano muy bien vestido y con zapatos relucientes se acercó a él.

-¡Buenas tardes caballero!, ¿buscaba algún título en especial? dijo en tono amable el hombre elegante.

-Eh pues, ninguno en particular pero, me interesa conocer más acerca de las ventas. ¿Tendrá algo del tema? le respondió Máximo titubeante al no tener un título en mente.

-¡Ah! Maravilloso el tema que busca, sin duda es apasionante mi Padre tenía siempre libros de todo el ámbito de negocios y las ventas en particular es algo que ambos compartimos, nos hemos dedicado a recolectar muchos libros del tema, sígame. Le dijo el hombre.

Contento le siguió y pregunto: -Y dígame usted que conoce del tema, ¿Cuál es el mejor libro para encontrar la mejor técnica de ventas?

El hombre volteo a verlo y esbozo una sonrisa pero no dijo nada y continuó su lento andar. Máximo pensó que tal vez el hombre no sabía tanto como aparentaba, llegaron a un librero bastante grande y con grecas que indicaban que al menos el mueble era bastante antiguo.

-Bien, aquí están, solo una pequeña parte del conocimiento cuando menos de los últimos 100 años acerca del tema que busca joven. Dijo con cierto orgullo el hombre elegante.

-Me preguntaba acerca del libro con la mejor técnica y debo preguntarle ¿Qué haría si encontrara la mejor técnica de ventas? preguntó en forma retadora.

-Estudiarla y buscar la mejor manera de usarla por supuesto ¿Tiene ese libro acaso? preguntó Máximo con cierta desconfianza y esperanza a la vez.

El viejo hombre sonrió y le respondió: No es la primera persona que me hace esta pregunta, vendedores de diferentes edades han venido aquí y nos han hecho esa pregunta tantas veces, al escuchar a mi padre por tantos años creí que teníamos ese libro, pero conforme fui viendo a la gente y los años pasar me di cuenta de algo. Tomó un respiro que para Máximo pareció una eternidad pues no lo sacaba de su duda.

-NO EXISTE. Lamento decepcionarlo joven o al menos en mis casi setenta años como vendedor de libros no he visto un libro así.

Subió a su escalera y empezó a buscar cierto título.

He escuchado y vendido libros de autores que prometen tener la mejor técnica o que aseguran haber descubierto algo revolucionario que dejara a otros métodos obsoletos, he asistido a conferencias y he visto como aspirantes a vendedores y vendedores experimentados se dan cuenta de una cosa.

Movió algunos libros mientras parecía desesperado en hallar un título especial.

-No hay una técnica maestra que convierta absolutamente a todos nuestros prospectos en clientes, lo que he comprobado a lo largo de los años es que… Un viejo libro inició su caída libre y Máximo apenas alcanzó a tomarlo del canto.

-¿Todo bien allá abajo? preguntó el anciano mirando a Máximo.

-Si, este libro se ha caído pero alcance a tomarlo antes de que cayera al piso. Respondió Máximo.

-¡Bien! ¿Qué libro es?  Preguntó el anciano.

Máximo toco las letras doradas de un viejo ejemplar y le respondió: ¡Ventas!

El anciano comenzó a descender de la escalera y le dijo muy seguro:

-Parece que es el libro que busca joven.

Intrigado Máximo pregunto ¿Qué tal está el libro? No alcanzo a ver el nombre del autor.

-¡Ah! respondió el anciano, este libro tiene un autor anónimo, debe llevarlo joven sin duda es lo que está buscando, además…  usted mencionó que buscaba un libro que hablara sobre ventas. Ningún título en particular y creo que este libro describe exactamente lo que busca.

Máximo se quedo sin palabras, y el anciano se dirigió a la caja registradora él lo siguió.

Tomó el libro de las manos de un confundido Máximo y le dijo con voz firme:

-Son $80.00 pesos.

Máximo no salía de su asombro y comenzaba a pensar que el viejo le intentaba tomar el pelo pero, también sentía culpa si dejaba el libro después de todo lo que le había hecho hacer al anciano.

De manera insegura sacó su cartera y procedió a darle un billete del cual le costó desprenderse, no porque fuera una cantidad exorbitante (de hecho era un excelente precio) pero no sabia que era lo que verdaderamente se llevaba.

El hombre elegante tomó firmemente el billete y le dijo:

-Ha hecho usted una excelente compra, no se arrepentirá. Estoy seguro que nos veremos muy pronto por aquí tome mi tarjeta.

Máximo le dio las gracias de una manera muy seria y salio del local bastante confundido, caminaba por las calles hasta encontrar la estación de metro más cercana, la confusión rápidamente se tornó en molestia.

¡Este viejo me ha visto la cara! pensó. No volveré más a ese lugar. Sacó el libro y tiró la bolsa con la tarjeta en un bote. Entró a la estación de metro, introdujo su boleto en el torniquete y espero en el andén. La molestia se convirtió en lástima.

-Al menos le he dado un momento de diversión al viejo y ha obtenido una ganancia de ello. Se dijo para sus adentros mientras ponía una sonrisa tonta en su rostro. El tren llegó a la estación y lo abordó …


Continuara…

Máximo – Diario de Un Vendedor – Capítulo I
Automotivación – Diario de un vendedor – Capítulo II
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